Vender un negocio en Florida suele estar rodeado de una avalancha de consejos prescriptivos e interminables listas de «deberías hacer esto o aquello» antes de salir a bolsa. Desde la modernización de los sistemas administrativos hasta la actualización tecnológica, estas recomendaciones buscan maximizar el valor del negocio, pero ¿qué sucede cuando estas fórmulas no se ajustan a la realidad del vendedor?
Este es particularmente el caso de los baby boomers, una generación que ha dejado huella en la economía construyendo negocios físicos con esfuerzo, sacrificio y visión. Durante décadas, estos emprendedores no solo han generado riqueza, sino que también han aprovechado su éxito para brindar un futuro brillante a sus familias, enviando a sus hijos a prestigiosas instituciones educativas en todo el mundo. Sin embargo, existe una paradoja: los hijos, tras ser educados con las herramientas más avanzadas del aprendizaje humanístico, científico o tecnológico, a menudo optan por sus propias carreras y proyectos, dejando atrás el legado empresarial de sus padres. Cuando esto sucede, el baby boomer se encuentra en una encrucijada, y la decisión de vender su negocio se presenta como la opción más lógica.
El error de fingir cambio
En este contexto, sugerirle a un baby boomer que invierta tiempo y dinero en modernizar su negocio para atraer un comprador es, en muchos casos, una receta para el agotamiento emocional y financiero. No se puede pedir a alguien que ha invertido toda su vida en un modelo probado y exitoso que adopte repentinamente herramientas tecnológicas o estrategias de gestión desconocidas e innecesariamente complejas para sus operaciones actuales.
Este enfoque rígido ignora una verdad fundamental: las empresas tradicionales también tienen su mercado. No hay necesidad de disfrazarlas para encontrar un comprador adecuado. El valor de estas empresas reside en su trayectoria, su estabilidad y su capacidad para generar ingresos constantes, incluso con los sistemas tradicionales.
El rol del broker de negocios
Aquí es donde el broker de negocios entra en escena como un verdadero vendedor. Un agente razonable no se obsesiona con transformar el negocio en un ideal inalcanzable. En cambio, comprende las circunstancias del vendedor y diseña una estrategia que le permite comercializar el negocio «tal como está», evitando problemas innecesarios al propietario. El agente debe centrarse en destacar lo que realmente importa:
—–El legado del negocio: años de estabilidad, rentabilidad y reputación.
—–El potencial del negocio: oportunidades de crecimiento que el comprador puede explorar.
—–La transición simple: un modelo probado que no requiere una reinvención inmediata.
“Haciendo limonada”
El enfoque pragmático no solo es más realista, sino también más humano. Vender un negocio no debería convertirse en un proceso abrumador para alguien que ya ha dado tanto. Los baby boomers merecen una experiencia de ventas que respete sus logros y facilite la transición a la siguiente etapa de sus vidas.
En definitiva, el verdadero arte de vender un negocio no reside en imponer reglas rígidas, sino en saber cómo hacer limonada con los limones que se tienen a mano. Es decir, encontrar al comprador adecuado que valore el negocio por lo que es, no por lo que podría ser con transformaciones radicales.
Porque si algo nos han enseñado los baby boomers, es que el éxito no se logra siguiendo fórmulas estándar, sino construyendo, con perseverancia y pasión, algo único y duradero. Y esa singularidad merece ser reconocida y celebrada, incluso a la hora de despedirse.
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Autor: Alfredo González [negociosenflorida.com] Imagen cortesía de pixabay.com