A mediados del año 2001, cuando transitaba la ruta del Aeropuerto de Miami hacia Weston, intentaba adivinar junto con mis dos hijos menores la cantidad de vaquitas que pastaban a ambos lados de la ruta I-75. En ese momento me dirigía emocionado al encuentro de un futuro alentador, mientras dejaba atrás, con profunda nostalgia, a mi querida Venezuela.

Hoy, después de 20 años de vida en este hospitalario país, me siento gratificado por la suerte. He logrado erigir una familia en un ambiente de valores cívicos y, por si fuera poco, abracé una carrera –corredor de negocios- que me ha permitido generar los recursos materiales necesarios para vivir dignamente. Durante estos años de intenso aprendizaje sobre el arte de vivir y sobrevivir, las vaquitas de la I-75 han sido desplazadas por una pléyade de conjuntos residenciales y modernos centros comerciales. Miami, en su dinámica expansión, ha incorporado a su área metropolitana a todos esos núcleos urbanos que la rodeaban.

Y así como el inmigrante va asimilándose a la cultura del país que lo acoge, así Miami ha ido transformándose en una gran metrópoli por su capacidad de absorber a las diversas corrientes migratorias que la perfilan. Miami es hoy en día una urbe cosmopolita con una posición geográfica envidiable que le ha ganado el calificativo de la “puerta de entrada de las Américas”.

Con sumo agrado, observo que Miami se está proyectando ante el mundo no solo como un famoso polo turístico, sino como un dinámico centro de desarrollo de los sectores logísticos, de la banca y finanzas, tecnología de la información, manufactura, biotecnología y de la salud.

El Aeropuerto Internacional de Miami está manejando cifras récord en materia de carga internacional. En sus premisas, más de 400 brókers y agentes aduanales manejan el 83% de todas las importaciones y el 81% de todas las exportaciones de y para América Latina y el Caribe. Después del aeropuerto JFK de Nueva York, el Aeropuerto de Miami es el segundo del país en tránsito de pasajeros internacionales. La eficiencia del aeropuerto representa un valioso aporte para el esquema multimodal que se engarzará con el puerto, el sistema ferroviario y la red de transporte terrestre.

El estatus del puerto de “Zona de Libre Comercio”, por su parte, implica un beneficio fiscal que facilita el manejo de mercancías en tránsito. Al considerarse que la zona está fuera del territorio de la aduana de los EE.UU., las empresas que operan bajo este régimen podrán diferir, reducir o eliminar los impuestos sobre las importaciones.

Igualmente, el servicio de trenes del puerto empalma con la red nacional de Florida East Coast Railway y permite que los bienes despachados lleguen a más del 70% de la población norteamericana en un tiempo máximo de 4 días.

Es tan fecundo el clima empresarial de Miami, que se prevé un crecimiento del 9,3 por ciento del empleo, de 1,138,771 trabajadores a 1,244,771 para este año 2021, correspondiendo el mayor énfasis a los sectores de la salud, la información tecnológica, de servicios financieros e inmobiliario. De hecho, Miami es sede de más de 1,400 empresas multinacionales como American Airlines, FedEx, Oracle, Yahoo, Kraft Foods, Sony, Walmart, Visa International, Exxon-Mobil, Oracle, Cisco y Microsoft.

Miami, en los medios bancarios, es conocida como la Capital Financiera de América Latina. En Miami-Dade se aloja la más alta concentración de bancos de la costa este, después de Nueva York. Instituciones financieras de todas las latitudes -Suiza, Brasil, Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Israel, Japón, China, España y Colombia, entre otros- realizan operaciones internacionales y locales desde sus sedes en el Condado de Miami-Dade.

Y para cerrar este recuento de exitosas realizaciones, quiero mencionar el boom inmobiliario que favorece a Miami y a sus áreas de influencia. Cuando a principios del 2020 el coronavirus comenzó a propagarse rápidamente en los EE. UU., la industria inmobiliaria avizoró momentos catastróficos en el corto y mediano plazo. Sin embargo, desde comienzos del verano, el mercado residencial mostró signos inesperados de rápida recuperación. Fue tal el salto que ya en noviembre de 2020 las ventas totales de viviendas alcanzaron casi $ 4,3 billones en los condados de Miami-Dade, Broward y Palm Beach, según la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Miami.

Y así como el volumen de ventas de viviendas unifamiliares incrementó su valor en más del 50 por ciento en comparación con el mismo período en 2019, se espera que las ventas mantengan la misma tendencia durante todo el 2021.

Lo cierto es que, a pesar de la pandemia, los inversionistas locales se han motivado a cambiar sus helados espacios por el generoso y soleado clima del sur de la Florida. Igualmente se estima que, una vez que las
restricciones de viajes se liberen para el resto del mundo, se canalizará gran parte de la demanda reprimida hacia el fértil mercado inmobiliario del “Estado del Sol”.

En síntesis, Miami se ha convertido en los últimos años en una referencia mundial por su liderazgo en las finanzas, la logística, la tecnología, el turismo, la educación, la salud, el entretenimiento, las artes y los deportes. Haber sido testigo de toda esta evolución me llena de gran satisfacción y me confirma la sensación de que al emigrar tomé una decisión acertada en provecho de todo mi núcleo familiar. ¡Dios bendiga a Miami!

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