Algunos siglos atrás afirmaba el genial escritor español Baltasar Gracián “El No y el Si son breves de decir, pero exigen pensar mucho”. Expresado un sí o un no, vendrá una acción que traerá una consecuencia o resultado. Un si o un no, de ninguna manera son expresiones neutras, porque están confirmando una decisión y orientan hacia una acción. Podemos definir una acción como hacer algo, no hacer nada, hablar o callar, pero es una realidad que toda acción causa un efecto. 

Responder un sí o un no, bajo la sola influencia de sentimientos y emociones, con seguridad nos traerá problemas. Es un hecho, que muchas veces los resultados o consecuencias de las acciones que siguen a un sí o a un no nos acompañan o persiguen toda la vida, para bien o para mal. Un si o un no pueden cambiar nuestra ruta y nuestra vida para siempre.
Muchas veces se nos hace difícil medir las consecuencias de las decisiones, porque estás puede no reflejarse en el presente inmediato, haciéndose realidad en el futuro. “En caso de duda absténgase”, decía un líder con quien trabajé algunos años atrás. Nuestra vida transcurre y -en buena parte- es resultado de las pequeñas decisiones de cada día, en las cuales siempre hay un sí o un no involucrados.

Debemos ser cuidadosos al expresar el sí o el no, para que realmente reflejen nuestra opinión, valores, necesidades, metas y sueños. El «si» surge por defecto, se dice por default en inglés, cuando el «no» queda sin manifestarse explícitamente; en otras palabras, cuando no expresamos un claro y firme «No», su ausencia puede interpretarse como un «Sí». Es importante que siempre quede claramente expresado, de nuestra parte, alguno de los dos –o un sí o un no- porque de lo contrario la ausencia de uno podría ser interpretada como la aceptación del otro.

Ambos “Si y No” son pequeños de tamaño, pero grandes en impacto, consecuencias y resultados para nuestra vida y las vidas de otros. De la adecuada elección o escogencia entre uno y otro, de un si o un no, al momento de decidir dependerán futuros eventos y circunstancias, que traerán consecuencias y resultados, positivos o negativos, para nuestra vida y las de quienes nos rodean.   El autor y consultor canadiense Robert S. Sharma afirma que “Pequeñas decisiones conducen, con el tiempo, a grandes consecuencias”. Muchos de nuestros éxitos o fracasos en la vida, han sido resultado de un sí o un no. 

Al momento de decidir, para dar un sí o un no, deberíamos tener dos o más opciones a escoger, uno sola opción no representa ninguna alternativa, no habría escogencia. A partir de tres posibilidades tendríamos verdaderamente opciones. Muchas veces la tercera alternativa representa el punto medio, el famoso Camino Medio expresado por el sabio Buda, ese lugar de equilibrio entre dos extremos.

Pero independientemente de las opciones que tengamos para escoger, cuando una de éstas recibe un «sí», estaremos dando un «no» a la otra u otras. Inclusive, por ejemplo, no participar con nuestro voto en un proceso de elección, es haber votado por quien ganó. «Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor», expresa Desmond Tutu clérigo y pacifista sudafricano, Premio Nobel de la Paz (1984).

“Quien poco piensa, se equivoca mucho”, decía el genial pintor, escultor e inventor italiano Leonardo Da Vinci. Por ello es muy importante pensar antes de expresarnos o de actuar, para evitar o disminuir la probabilidad de equivocarnos. Buena parte del respeto al cual no hacemos merecedores, por parte de los demás, tiene relación con nuestra balanceada y equilibrada racionalidad, convicción y firmeza al expresar un sí o un no. Tanto el «Si» como el «No» nos ayudan a establecer y ratificar nuestras reglas de vida y a fijar armónicos límites, hasta los cuales pueden llegar otras personas, sin sentirnos irrespetados.   

El “Si” conlleva compromiso de nuestra parte, porque a través de él empeñamos nuestra palabra y nos hacemos merecedores del respeto al cumplir con lo ofrecido o prometido. De nada vale dar un sí y adquirir un compromiso, para no ratificarlo cumpliendo. 

En resumen, es muy importante ser cautelosos cuando vamos a tomar una decisión, que implique un sí o un no, porque no necesariamente la decisión que nos resuelve el tema o problema puntual a corto plazo tiene garantía de éxito en el mediano y largo plazo. Debemos ponderar sus posibles consecuencias, impacto o resultado, tomando el tiempo necesario para evaluarlas antes de decidir, sin presiones de las cuales arrepentirnos más adelante. El riesgo de error consistirá en decir un sí cuando debimos haber dicho no o un no cuando debimos haber dicho sí.

Miguel A. Terán.
Psicología, Filosofía y Coaching.
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