Un trabajo publicado por El País refleja que la guerra de precios entre potencias petroleras está llegando a su fin, y que 34 días después de sonora ruptura entre Arabia Saudí y Rusia, segundo y tercer máximos productores mundiales de crudo, han alcanzado este jueves un acuerdo para aplicar un severo tijeretazo sobre la oferta de hasta 10 millones de barriles diarios, según publicó elpais
Por Redacción Miami Diario
Analistas estiman que a esa cifra habrá que sumar otros cinco millones procedentes de productores externos, como Estados Unidos, con el objetivo de poner coto a la reciente sangría de precios
Otro de los aspectos que aborda la investigación es que el pacto pone de manifiesto que, por más que puedan resistirlo unas semanas más, a nadie le interesa un brent en 30 dólares y, menos aún, en los aledaños de los 20 dólares, hasta donde ha llegado a caer en el tramo final de marzo. Y augura una mayor estabilidad futura para unos países productores que, en algunos casos, ya se estaban viendo obligados a vender por debajo de costo ante una demanda mundial que ha caído más de un 30% desde que la globalización de la pandemia. Sin embargo, el mercado, que respondió inicialmente con fuertes subidas, fue tiñéndose de rojo a medida que se imponía la tesis de que el movimiento, aun grueso, será insuficiente para reequilibrar un mercado profundamente desequilibrado.
Un dato a considerar es que el acuerdo entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP, liderada de facto por Arabia Saudí) supondrá la retirada gradual del mercado de algo más de la décima parte de la producción mundial de crudo, una cifra sustancial en un momento en el que oferta y demanda están más descompensadas que nunca antes. “El coronavirus es una bestia no vista antes, que se lleva por delante todo lo que se encuentra por el camino”, apuntó el secretario general de la OPEP, Mohammed Barkindo, en el discurso con el que dio inicio la teleconferencia, al que tuvo acceso Bloomberg. “Los fundamentales de oferta y demanda son horrorosos».
Otro elemento a considerar es que a lo sellado este jueves se deberían sumar el viernes tanto EE UU como Canadá, Brasil o Noruega, países todos ellos externos al cartel pero con una cuota de mercado creciente en los últimos tiempos y a cuyo compromiso está condicionado todo. El reparto final se divide, grosso modo, a tercios: Moscú y Riad recortarán entre ambos cinco millones de barriles diarios y tanto el resto de socios de la conocida como OPEP+ u OPEP ampliada como el grupo externo tendrán que emplearse a fondo para recortar otros cinco millones de barriles cada uno. La reunión de los ministros de Energía del G20 (las 20 mayores potencias del mundo) este viernes se antoja clave para cerrar los últimos flecos y rubricar todos los detalles.
Es de hacer notar que el mes transcurrido desde que el cartel petrolero por excelencia y Rusia consumaran su divorcio ha servido para que muchos repensasen sus posiciones de partida, calibrasen impactos en pleno hundimiento de la demanda por el coronavirus y, en fin, sacasen algunas conclusiones contundentes. Primero, que aun superado en producción por EE UU y con unas finanzas públicas maltrechas, Arabia Saudí sigue siendo el país con mayor músculo para aguantar entornos de precios tan bajos como los actuales. Segundo, que Rusia tiene más capacidad de aguantar el envite saudí —que en este periodo ha inundado el mercado mundial, desplomando los precios— de lo que muchos auguraban. Tercero, que el fracking ha permitido a EE UU hacerse con el cetro de primera potencia petrolera global pero sufre en entornos de precios tan bajos como los actuales. Y cuarto, y más importante, que a ninguno de los anteriores le interesa ni puede permitirse un mercado deprimido por mucho tiempo.
Con información de: elpais
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