por
Alfredo Gonzalez*
La expansión del coronavirus y la influenza, entre otras enfermedades contagiosas, está cambiando aceleradamente las expectativas del mundo de los negocios a nivel global. La aversión para participar en actos masivos con afluencia del público está penalizando desde las empresas promotoras de espectáculos públicos, las de transporte de pasajeros, hasta a las mismas congregaciones religiosas.
Es tal la paranoia que la gente ahora no quiere ni saludar dándose la mano o besándose en las mejillas. Y, como aún no se ha inventado una vacuna para combatir el flagelo, vale entonces preguntarse cómo hacer para llevar una vida equilibrada que no altere sustancialmente el curso de acción de nuestras actividades.
Los síntomas notorios del coronavirus pueden incluir fiebre, tos y dificultades respiratorias. Sin embargo la incubación del virus varía de dos a catorce días después de la exposición. Esto implica que bien podríamos estar acompañando dentro de un ascensor a una persona infectada quien, aun sin síntomas, es capaz de contagiar a otros.

El contagio de la enfermedad puede producirse no solo por via aérea a través de la tos o estornudos del paciente sino por simple contacto con objetos que el paciente haya tocado. Así que la mejor manera de prevenir un contagio consiste en no acercarse a personas o lugares bajo sospecha de estar afectados por la enfermedad.

Así las cosas, el Dow Jones Industrial tuvo recientemente una caída de 1,190 puntos en un solo día, mientras que el índice S&P500 se desplomaba 4.4% y los bonos del Tesoro disminuían su rendimiento ante la demanda nerviosa de los inversionistas por un refugio seguro.

Como consecuencia de los temores de los consumidores al contagio, las primeras empresas que están sufriendo caídas en sus ventas son las que tienen contacto directo con el público. Esto incluye a las empresas de turismo (líneas aéreas, cruceros, hoteles, casinos, alquiler de vehículos y restaurantes); espectáculos públicos (deportes, cines, teatros, exposiciones y ferias); parques recreacionales (parques temáticos, zoológicos y museos); institutos de enseñanza no virtual; empresas de transporte colectivo (trenes, autobuses, trasbordadores); y al comercio minorista.

En segundo término, verán mermada su actividad las empresas vinculadas al comercio exterior con China o que dependan de la fabricación de insumos chinos (empresas de tecnología, textiles, automotriz, transporte de carga, contenedores, almacenaje, agricultura y cría).

Sin embargo, hay muchos negocios domésticos que se beneficiarán de la crisis del coronavirus al incrementar sus ventas sustancialmente. A “vuelo de pájaro” saltan a la mente las siguientes áreas de actividad:
• Productos desinfectantes
• Sistemas de videoconferencia.
• Programas de entretenimiento por televisión y online
• Equipos caseros de gimnasia
• Firma virtual de documentos
• Empresas de envíos de paquetes y alimentos.
• Telemedicina
• Farmacéuticas

Como corolario de esta seria amenaza a la salud, miles de personas modificarán sus patrones de comportamiento no solo en cuanto al consumo sino en todo lo relativo a su conducta en sociedad. El trabajo a distancia y la educación online harán que miles de hogares desarrollen un ambiente de mayor compenetración familiar y las familias , al disminuir sus niveles de movilización física, se involucrarán más en los asuntos de su vecindario.

Quizás el coronavirus, con sus terribles consecuencias, podría a fin de cuentas contribuir a humanizar los mermados valores de la vida en sociedad.


*www.negociosenflorida.com

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