Después de tres lustros intermediando la venta de negocios en el sur de la Florida podría escribir un libro con las variopintas anécdotas surgidas de casos en los que me ha tocado intervenir. Uno muy común es el de los inversionistas que buscan un negocio rentable, que no requiera de la presencia activa del dueño y que a la vez sirva para respaldar los trámites para obtener la visa americana.
Particularmente soy de la opinión de que no hay ningún negocio que pueda funcionar sin la presencia activa de su dueño. Sin embargo, suele ocurrir que es el propio inversionista quien le sugiere al bróker algunos negocios que aparentan ser de fácil control a la distancia tales como estaciones de gasolina, lavanderías por monederos, auto lavados automáticos o empresas de auto-almacenaje.
En todos estos casos, si el dueño es ausente, requerirá de una persona de su confianza que se encargue de supervisar el manejo de efectivo y otras fuentes de ingreso; de que se repongan los inventarios; de que se dé adecuado mantenimiento y se reparen los activos de operación; y de que se satisfagan los deseos de los clientes, entre otras actividades.
Esta persona, que bien podría recibir el título de gerente, merecerá percibir una remuneración acorde con sus responsabilidades y su lealtad al dueño. Y, como es de esperarse, no es fácil conseguir una persona que esté dispuesta a asumir este papel y que a su vez reúna los requisitos de fidelidad probada exigidos por el comprador.
Aun cuando el distante dueño logre contratar al gerente de sus sueños siempre tendrá pesadillas al pensar en las estadísticas de robos que aquejan a las empresas norteamericanas. Según cifras recientes recopiladas por el Statistic Brain Research Institute, las empresas sufren pérdidas anuales del orden de los $50.000.000,000 por el robo de sus trabajadores, correspondiendo el 37,1% a empleados en posición de gerencia.
A pesar de que existen fórmulas para controlar las tentaciones como son las cámaras de video con sonido o las cajas registradoras en línea, un gerente deshonesto se las ingeniará para procurarse oportunamente recursos “por debajo de la mesa”. Es obvio que el principal obstáculo para operar bajo el esquema de dueño-ausente está, no en el tipo de negocio, sino en la calidad del gerente quien deberá ser además de impoluto, eficiente.
Por estas razones, a los brókers de negocios nos resulta difícil esquematizar una operación donde el comprador pretende teledirigir el negocio cuando es sabido que es “el ojo del amo el que engorda al ganado”. En estos casos las discusiones suelen convertirse en una ardua faena en la que el bróker podría tratar de convencer al comprador de que haría una mejor inversión si comprara un caballo pura sangre y lo colocara en cualquiera de los estupendos hipódromos de Florida…