El sueño de iniciar un negocio propio y «ser tu propio jefe» suele resultar atractivo para muchos aspirantes a empresarios. Y es que invertir en una franquicia parece ser un camino que te permite obtener los beneficios de una marca y modelo de negocio establecidos, sin tener que empezar desde cero. Sin embargo, la noción de que los franquiciados realmente pueden «ser sus propios jefes» es más un mito que una realidad.

Si bien las franquicias ofrecen más independencia que la alternativa de un empleo, los franquiciados aún están fuertemente restringidos y regulados por los contratos de franquicia. Los franquiciadores mantienen control estricto sobre casi todos los aspectos del negocio, incluyendo productos/servicios ofrecidos, precios, horario de operación, proveedores aprobados, capacitación del personal, materiales de marketing, y más.

Los franquiciados deben adherirse estrictamente al sistema y estándares operativos de la franquicia, lo cual deja poco espacio para flexibilidad o innovación a nivel de los operadores. Asimismo, los contratos suelen durar 10 años o más y conllevan severas penalidades por concepto de terminación anticipada.

Por el contrario, los franquiciadores generalmente pueden rescindir un contrato o negarse a su renovación a su discreción y también podrían revocar la exclusividad territorial o abrir locales propios que compitan directamente con los franquiciados. Este desequilibrio de poder inherente a los contratos de franquicia difícilmente hará sentir a los franquiciados que son «sus propios jefes».

Si bien las operaciones del día a día son administradas por el franquiciado, todas las decisiones importantes provienen de las directrices del franquiciador. Las restricciones impuestas por los contratos de franquicia, junto con las regalías y las cuotas de publicidad, evidencian que estar al frente de un establecimiento como franquiciado no equivale en modo alguno a “ser tu propio jefe”.

Es tal el poder económico de las franquicias que esta industria tiene operando más de 780,000 establecimientos que facturan ventas en su conjunto por más de $780 mil millones anualmente y generan sobre 7,45 millones de empleos en el país.

Sin embargo, las franquicias no están exentas de fracasos empresariales. Por ejemplo, Steak ‘n Shake cerró 57 locales en 2019, mientras que cadenas como Subway y Pizza Hut cerraron más de 500 tiendas cada una. Y marcas importantes como Quiznos y Curves se han reducido en más del 70% en los últimos años debido a problemas financieros.

Como nota de alerta, los aspirantes a empresarios deben ser conscientes de que la autonomía prometida por las franquicias está mucho más restringida que en la simple propiedad de un negocio. Así que, si bien las franquicias ofrecen algunos beneficios, el adagio de que permiten «ser tu propio jefe» es más una retórica de marketing del franquiciador que una realidad palpable.

Y, a raíz de estas consideraciones, me ha venido a la mente un conocido refrán latinoamericano: “Vale más ser cabeza de ratón que cola de león”.

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Autor: Alfredo Gonzalez (alfredo@negociosenflorida.com)

Imagen creada con Bing Images.

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