La guerra de Vietnam, que se originó en 1955 y culminó en 1975, dejó un saldo estimado de más de dos millones de vietnamitas muertos y tres millones de heridos mientras que las pérdidas norteamericanas llegaron a 57.685 fallecidos y 153.303 heridos. Sobraban razones para que se mantuviese en el tiempo un sentimiento mutuo de antipatía entre los dos países. Sin embargo, el perdón y el olvido han permitido que las heridas del pasado hayan sanado definitivamente en el corazón de ambos pueblos.

Después de veinte años de enfriamiento, el 3 de febrero de 1994, el Presidente Clinton levantó el embargo que pesaba sobre Vietnam y anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos de América y la Republica Socialista de Vietnam.  Unos meses después, el 6 de Agosto de 1995, se abrieron las embajadas de los EE.UU en Ho Chi Minh City y de Vietnam en Washington D.C.

De ahí en adelante se sucedieron importantes hitos en la historia de las relaciones mutuas: El 10 de diciembre de 2001 se firmó el Tratado bilateral de Libre Comercio; el 1 de enero de 2007 Vietnam se incorporó a la Organización Mundial del Comercio y, ahora, como socio del Acuerdo Trans-Pacífico de Cooperación Económica se avizora un futuro brillante para el país asiático.

Hoy por hoy, en el sitio web de la Embajada de la República Socialista de Vietnam en los Estados Unidos de América se leen tres párrafos que nadie hubiera podido imaginar leer durante las tres últimas décadas del siglo pasado:

Las relaciones con los Estados Unidos son de importancia estratégica para Vietnam, en especial nuestra cooperación económica y comercial. Vietnam da la bienvenida a la inversión y el comercio de Estados Unidos, especialmente en áreas de alta tecnología. Productos vietnamitas, especialmente de las pequeñas y medianas empresas, también están llegando a los consumidores estadounidenses en mayor número.

La cooperación económica en el marco de la negociación de Acuerdo Trans-Pacifico de Cooperación Económica, así como otros aspectos del comercio y las inversiones también será uno de los elementos fundamentales para el avance de nuestras relaciones a nivel superior, hacia la asociación estratégica.

Como una nación caracterizada por una rica historia y cultura ancestral; recursos naturales diversificados; fuerza laboral joven, dinámica y calificada;  y estabilidad política y social, Vietnam seguirá siendo un mercado lleno de posibilidades y un destino ideal para los inversores y las empresas internacionales, especialmente de los Estados Unidos.

Los EE.UU. y Vietnam disfrutan hoy en día de una sana relación en la que los gobiernos de ambos países admiten las diferencias ideológicas de sus modelos políticos pero aceptan con sentido pragmático que las relaciones de negocios y culturales siempre conducirán al encuentro de espacios de consenso y de beneficio recíproco.

Y, por curiosidad amigo visitante, al leer este artículo ¿no le ha pasado por la mente el caso de Cuba?

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